Si lo siento por alguien es por el jardinero. El verano pasado (y también el anterior) frecuentábamos mucho cierto chiringuito al lado de la playa, muy cerca de casa. Las relaciones con los camareros eran muy buenas. A lo largo del verano también se establecieron buenas relaciones con algunos de los clientes que, como nosotras, acostumbraban a pasar allí horas de las calurosas noches a pie de playa. Compartíamos charla, sangría, ensaladas y mosquitos. También risas y, algún día, confidencias. La verdad es que hubieron días para todo. Mañanas de desayunos con resaca, tardes de playa y sol abrasador, noches de borrachera y fiesta… Hubieron besos secretos y momentos de pasión desbordada, sobre aquellas sillas de plástico y sobre aquellas mesas… Hubieron drogas y whiskey, con hielo, eso si… Y, observando siempre, en todo momento, en cualquier situación, el jardinero de los apartamentos, el jardinero del chiringuito. Este año ya no vamos allí. Si por alguien lo siento es por el jardinero. Se le acabó la diversión. Te lo enseña Me Coments